Fuimos a pedir estrellas al Belén. Con ellas salimos a la calle, bien abrigaditos, con bufandas, guantes y gorros. Nuestra intención no era la de pedir el aguinaldo, sino la de dar. Dar estrellas de alegría y paz a quien nos quisiera recibir en su casa, y visitar su belén.

Y es que, como dicen nuestros padres, son unas fiestas especiales: Dios nos quiso tanto que nos dio a un niño como nosotros. Niño que simboliza la humildad, la ternura y el cariño que encontramos en el hogar. Esa es nuestra felicidad. ¡Qué bien y qué seguros nos sentimos en casa!. ¡Que hermosos son los ojos de un niño feliz, confiado en las brazos de su madre|. Esos ojos sí que son como luceros que titilan en la noche estrellada. Ojos que nos inundan de paz. Paz y felicidad que queremos compartir con vosotros.

¡Hasta Reyes|

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