La imagen restaurada

Según los expertos esta imagen de la Virgen sentada en su trono, -mostrándonos al Niño Jesús sobre sus rodillas-, se puede clasificar como las del tipo "mayestático", por la sobria serenidad que nos transmite. La talla, de 115 de alto  x 75 cm. de ancho aproximadamente, está esculpida en madera de roble o de nogal. No conocemos su autor, ni su fecha exacta. Su estilo es gótico del entorno de Gil de Siloé, realizada entre los siglos XIV o XV. El manto está ricamente policromado con estofados del siglo XVII.

Su estado de conservación era deplorable. Tanto a la Virgen como al Niño le faltaban partes o algún dedo; algunos pliegues del manto estaban desgastados y con rozaduras, la carcoma había hecho de la madera su morada, los repintes del pelo, de las caras, ojos y cejas, de las manos, cuello y cuerpo del Niño eran de mala calidad, desvirtuando su equilibrio estético y además el cúmulo de suciedad, incrustada durante años impedía apreciar la belleza de la imagen.

Por ello, se ha limpiado el polvo acumulado con la humedad y posiblemente el hollín de velas, cuidando de no dañar la policromía y asentando ésta en la partes desprendidas; se les han reconstruido los dedos, la zonas perdidas del velo y del manto; se ha dado a la madera un tratamiento contra la carcoma, se han desclavado puntas y chinchetas, se han eliminado los barnices oxidados, se les ha acicalado -¿por qué no decirlo ya?-   el cuerpo, el cuello  y la cara devolviéndoles el color de la carne, .... Están tal,  como si hubieran nacido de nuevo.  

Las labores  se han realizado bajo la dirección y supervisión de un Licenciado en Restauración por la Universidad Complutense de Madrid y Diplomado por la Escuela Superior de restauración y conservación de Madrid. Su coste aproximado de 1.500 euros con IVA ha sido sufragado íntegramente por los feligreses.